martes, 29 de enero de 2013

La Osa Mayor


 ¿Quién no ha alzado la vista a nuestro cada vez más polucionado firmamento y ha visto las siete estrellas relucientes? A lo largo de los siglos lo hicieron los egipcios, los  griegos, galos, romanos, árabes...  y cada uno le dio un nombre aunque todos las conocemos con el Gran Carro o la Osa Mayor.

Incluso en el cielo, casi velado por las luces, de las grandes ciudades se pueden distinguir las estrellas de la Osa Mayor. Al menos las siete más brillantes que forman un cuadrilátero con una larga cola, que le confiere el aspecto que le ha valido el nombre del Gran Carro. Su nombre latino es Ursa Major y su abreviatura UMa.
La Osa Mayor es una de las constelaciones más antiguas y destacadas del hemisferio norte, ya que es visible durante todas las estaciones por su carácter circumpolar.

Los mitos de la Osa Mayor

A lo largo de los siglos este asterismo ha evocado distintas imágenes a las culturas de todo el mundo, dándole así distintos nombres, aunque el que ha perdurado ha sido el de la Osa Mayor. Aunque la constelación es más extensa que el grupo de siete estrellas brillantes, llegando hasta las veintitrés, la configuración de estas últimas le ha valido también el nombre del Gran Carro o la Cacerola.

Mitos Griegos

Según la leyenda griega, Zeus se enamoró de Calisto, la hermosa ninfa cazadora que vivía en los bosques de Arcadia. Zeus sedujo a Calisto y la convirtió en su amante, pero Hera, la esposa de Zeus, presa de los celos al enterarse, castigó a Calisto convirtiéndola en un oso.
Durante un tiempo vagó por las montañas y valles buscando alimento y luchando contra los lobos y otros animales. Su hijo Arkas, que también era cazador, desconocía el paradero de su madre, pero cierto día que estaba cazando en el bosque se topó con un gran oso. A punto estaba de disparar una mortífera flecha, cuando intervino Zeus y deteniendo a Arkas le contó la verdad. Para proteger a Calisto, Zeus la cogió de la cola y la lanzó hacía el cielo donde se transformó en las estrellas de la Osa Mayor. Después, cogió también a Arkas y lo lanzó también hacía el firmamento transformándose en las estrellas que conforman la Osa Menor.
Sin embargo, Hera no quedó conforme, ya que Calisto y su hijo estarían girando eternamente en el cielo y Zeus podría ver a su amor cada noche. Así fue que la diosa llamó a su hermano, el dios del mar Poseidón y le hizo prometer que jamás permitiera que los dos osos celestes hundirse en el océano.
Y así es, que desde la latitud de Grecia, la Osa Mayor y la Osa Menor giran en torno a la bóveda celeste sin ocultarse jamás bajo el horizonte. Por eso dice Homero en La Ilíada “… y la Osa, que también denominan con el nombre de Carro, que gira allí mismo y acecha a Orión y que es la única que no participa de los baños en el Océano”.

Mitos Romanos

Otra leyenda similar difundida por el poeta romano Ovidio dice que la diosa Juno (Hera) estaba siempre celosa de su esposo Júpiter (Zeus) por unirse en su lecho con Calisto, hija de Licaón. Como en el mito griego, Hera la convierte en osa y Júpiter la lanza al firmamento, pero Juno la castiga impidiéndole tocar el borde de la tierra condenándola a girar eternamente en torno al polo.
También se conoció a la Osa Mayor como Septentrión. Los romanos veían en las siete estrellas de la Osa los bueyes del Carro griego que tiraban permanentemente de la esfera celeste haciéndola girar. Ya que Triones significa bueyes y puesto que las estrellas eran siete, se anteponía este número quedando septem triones o siete bueyes. De ahí deriva el nombre de Septentrión que sirvió para denominar a las regiones del norte de roma, así como a los vientos provenientes del norte. No obstante, también se ha sugerido que los triones procedan de los Hapto-iringas o los siete toros de los persas.

Mitos de los indios de Norteamérica

En una leyenda cherokee, el brazo del carro representa un grupo de cazadores que persiguen pertinazmente a la osa desde que asoma en el cielo en la primavera hasta que se pone en las noches de otoño. Cada noche, la osa y sus perseguidores se desplazan un poco hacia el oeste.
Los iroquois del valle del río St. Lawrence, en Canadá, y los micmacs de Nueva Escocia, tienen una leyenda más elaborada. Según esta leyenda, había un gran oso temido por todos, cuyo placer era destruir pueblos. Cada vez era más temido por todos, hasta que los ancianos de los pueblos se pusieron a discutir lo que se debía hacer con el oso. Después de un largo rato, decidieron que cada pueblo aportara a sus mejores y más valientes guerreros para cazar al oso.
El oso, perseguido por tan temibles cazadores, emprendió la huida porque era muy mezquino y cobarde. Pero los cazadores le seguían de cerca por mucho que el oso apretase el paso. La persecución duró varias lunas y el oso empezó a fatigarse. Entonces, desesperado, corrió hacia los cielos seguido por los cazadores.
Representada por el cuenco del carro, la osa es perseguida por tres guerreros representados por las estrellas de la cola. Cada primavera empieza el acoso, cuando la osa deja la Corona Boreal que le sirve de guarida. Al llegar el otoño, la osa comienza a descender y es cuando los cazadores le dan alcance abatiéndola de un flechazo. La sangre que mana tiñe de rojo las hojas de los árboles del otoño y el esqueleto de la osa  permanece en el cielo hasta la primavera siguiente. Entonces, otra nueva osa abandona la Corona Boreal y empieza la caza de nuevo. En lugar de una osa, los sioux del centro de América del Norte ven una mofeta de larga cola.
Otras tribus norteamericanas como los algonquin o los kootena también vieron la silueta de un oso. Las tribus narragansetts y los Illinois consideraban a la Estrella el Norte como un oso. Otras tribus, los narragansetts y los illinois consideraban a la Estrella del Norte como un oso.

Otros mitos

Muchas otras culturas en todo el mundo y a lo largo de los tiempos asociaron estas brillantes estrellas con mitos, animales o instrumentos. Curiosamente muchos coincidieron, como los griegos y los romanos, en ver un oso; pero otros vieron otros animales como los galos que vieron la figura de un jabalí, o los kazajos que les evocó la imagen de un caballo.
  • En Irlanda era el carro del rey David.
  • En Dinamarca y Suecia era el Stori Vagn, o “gran carro”.
  • Para las tribus germánicas era el Karls Vagn o carro de Thor tirado por tres caballos.
  • El nombre polaco medieval es Woz Niebeski, equivalente del alemán Himmel Wagen, el Carro Celeste.
  • Los vikingos veían en la Osa el Carro de Wotan u Odín.
  • Un nombre sajón, Waenes-Thisl, hace referencia a la guía del carro.
  • Para los cristianos era el carro en el que Elijah subió a los cielos.
  • Según una leyenda china, las estrellas de la Osa Mayor forman una monumental medida de áridos para entregar alimentos en grandes cantidades a la población en época de escasez. Los antiguos hebreos también aplicaban este criterio agrimensor.
  • Los bretones vieron en la osa el carro de su legendario rey Arturo. La poesía galesa ve a la osa como un símbolo del rey Arturo, cuyo nombre celta se dice que deriva de Arth-Uthyr “el oso maravilloso”, aunque es posible que derive del griego Arcturo que significa “guardián del oso”
  • Los yakutios de Siberia un oso.
  • Otro mito posiblemente relacionado con la constelación, es el de Juan el Osito (Hartzkune en euskera), de la tradición pirenaica.
  • Para los antiguos egipcios la constelación era “la pata de buey”, aunque en algunas representaciones se muestra como el buey completo. Las estrellas eran las almas de los muertos y deseaban convertirse en estrellas circumpolares, ya que nunca desaparecía. Por esta razón orientaban las tumbas al norte con el fin de favorecer esta transformación. Se ha sugerido que las dos Osas fueren usadas para orientar las pirámides. Concretamente a lo largo de la línea formada por las estrellas Phecda y Megrez de la Osa Mayor y Kochab de la Osa Menor, puesto que el polo norte celeste se encontraba en esa línea hace 4.500 años.
  • Los egipcios también vieron en las siete estrellas la silueta de un hipopótamo que representaba al dios Orus.
  • La leyenda finlandesa Kalevala, relaciona a las siete estrellas con los siete sabios.
  • En Inglaterra, la constelación fue llamada durante mucho tiempo Charles Wain, derivado del Charlemaynes Wayne. Actualmente se le llama El Arado “The Plough”. En Estados Unidos lo denominan “THe Big Dipper”, el gran cucharón.
  • El nombre árabe de esta constelación en el Almagesto era Al Dub al Akbar, “El Oso Grande”, relacionado con el fenicio dub y el hebreo dobh, de donde deriva el Dubhe de α UMa. Sin embargo, la tradición árabe veía un muerto seguido de un grupo de plañideras, como en el relato Banat Na’ash al Kubra, “las siete hijas del fallecido”, que los cristianos identificaron con Lázaro, cuyo asesino el Al  Jati, la estrella Polar. Diodoro de Sicilia contaba como los viajeros en los desiertos de Arabia “dirigían su rumbo según las osas, de la misma manera que hacemos nosotros en el mar”.

Curiosidades

La constelación de la Osa Mayor posee la estrella doble visual más famosa del cielo: Mizar y Alcor, que significan en árabe caballo y jinete respectivamente. Mizar posee una magnitud de 2,1 y Alcor una magnitud de 4, su separación de unos 12 minutos de arco hace que el ojo humano pueda separarlas. Se dice que los árabes utilizaban ambas estrellas como prueba para comprobar la vista de sus arqueros. En realidad, aún hay más. Si se observa la estrella Mizar con un telescopio se puede comprobar que también es doble, pero en esta ocasión es un sistema binario real.
La constelación de la Osa Mayor, junto con Arturo tuvo gran importancia para la navegación. Homero cuenta en La Odisea como servía de guía a los navegantes:
"Con aquel dulce viento, Ulises divino
desplegó su velamen; sentado rigió con destreza
el timón; no bajaba a sus ojos el sueño, velaba
a las Pléyades vuelto, al Boyero de ocaso tardío
y a la Osa, a que otros dan el nombre del Carro y que gira
sin dejar su lugar al acecho de Orión; solo ella
de entre todos los astros no baja a bañarse al Océano.
...

Nombres de las estrellas

  • α UMa: Dubhe, Dubh o Dubb, del árabe antiguo Thahr al Dub al Akbar, “La espalda del gran oso”. Tiene una magnitud de 1,81 y es junto con ε UMa la más brillante. Está a una distancia de 80 años luz y es 100 veces más luminosa que el Sol.
  • β UMa: Merak o Mirak, del árabe Al Marakk, “la cadera”. Tiene una magnitud de 2,37 y está situada a 60 años luz. Es una estrella blanca 30 veces más luminosa que el Sol.
  • γ UMa: Phad, Phacd, Phekha o Phecda. Del árabe Al Fahdh, “el muslo”. Tiene una magnitudde 2,44 y está un poco más lejos que β UMa; por tanto es intrínsecamente más luminosa. Se desplaza, junto con  beta, épsilon, delta y zeta y algunas más, hacia un punto de la constelación de Sagitario, por lo que se van acercando hacia el Sol a una velocidad de 12 km/s.
  • δ UMa: Megrez. Del árabe antiguo Al Maghrez, “la base de la cola”. Tiene una magnitud de 3,3, lo que la hace la menos brillante de las siete. Se encuentra a 60 años luz y es 16 veces más luminosa que el Sol.
  • ε UMa: Alioth, Allioth. También se conoce como  Aliot, Alhaiath y Aliath. El origen no está muy claro, podría ser Alyat, que se usa para la “cola plana” de un animal, o bien Al Haur o Al Hawar, “el blanco del ojo” o el “ojo brillante”. Tiene una magnitud de 1,79 y presenta una ligera variabilidad en su brillo. Esta a 80 años luz de nosotros.
  • ζ UMa: Mizar. De Mi’Zar, “faja” o “fajín”. Los nombres Mirza o  Mizat aparecen  en manuscritos medievales, pero a veces asignados a otras estrellas de la figura. También se le denominó Anak al Banat, o “cuellos de las doncellas”. En las tablas de Ulug Beg, aparece como Al Inak o Al ’Inz, “la cabra”, en vez de Anak. Tiene una magnitud de 2,4 y es muy famosa ya que cerca de ella brilla la estrela Alcor, de magnitud 4. Es fácil observar a simple vista que son dos estrellas separadas, aunque no formen un sistema binario físico. Curiosamente, ambas estrellas son binarias. Mizar esta compuesta de dos estrellas separadas por 14’’ con magnitudes de 2,4 y 4, por lo que pueden observarse fácilmente con un telescopio. Sin embargo, en el caso de Alcor, es imposible resolver ambas componentes ya que están demasiado cerca. Su presencia se deduce por estudios espectroscópicos.
  • η UMa: Benetnasch, a veces también llamada Alkaid. Ambos derivan de Ka’id Banat al Na’ash, “el gobernador de las hijas del difunto”, o a veces “el líder de las hijas de las plañideras”. Bayer lo registró como Elkeid y también Benenacx. Riccoli la menciona como Benat Elnanschi y Benenatz. En las Listas Alfonsinas aparece como Bennenazc. Es la estrella azulada que marca la punta del timón del Carro. Tiene una magnitud de 1,87, dista de nosotros 120 años luz y es 200 veces más luminosa que el Sol.
  • θ UMa: no tiene nombre propio, aunque parece que el término Sarir Banat al Na’ash, “el trono de las plañideras”, se usaba para designar Theta, Upsilon, Phi, y otras estrellas débiles. Tiene una magnitud de 3,19.
  • ι UMa: Talita o Talitha. Del árabe antiguo Al Kafzah al Thalithah, “el tercer paso”, “la tercera primavera” o “la tercera vértebra”. Este nombre se usaba para Iota y Kappa juntas. Tiene una magnitud de 3,12.
  • κ UMa: Al Kaprah. Aunque este nombre se asigna a veces a Chi. Tiene una magnitud de 3,68.
  • λ UMa: Tania Borealis. De Al Kafzah al Thaniyah, “el segundo paso” o “la segunda primavera”. Tiene una magnitud de 3,45.
  • μ UMa: Tania Australis. Tiene una magnitud de 3,05.
  • ξ UMa: Alula Australis. De Al Kafzah al Ula, “la primera primavera”. Tiene una magnitud de 3,74.
  • ο UMa: Muscida. Parece que proviene de “hocico”, según Bayer. Para los árabes era Al Thiba, “la gacela”, junto con Sigma, Pi y Rho. Tiene una magnitud de 3,37.

 

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